La notable película de la directora de El juego de la silla, Una novia errante, Los Marziano y Mi amiga del parque propone un tragicómico viaje a los años del menemismo (con inevitables correlatos con la actualidad) para narrar las desventuras de un matrimonio en crisis durante unas vacaciones familiares en el balneario brasileño del título.Sueño Florianópolis (Argentina-Brasil-Francia/2018). Dirección: Ana Katz. Elenco: Mercedes Morán, Gustavo Garzón, Marco Ricca, Andrea Beltrão, Manuela Martínez, Joaquín Garzón y Caio Horowicz. Guión: Ana Katz y Daniel Katz. Fotografía: Gustavo Biazzi. Música: Maximiliano Silveira, Beto Villares, Erico Theobaldo y Arthur de Faría. Edición: Andrés Tambornino. Dirección de arte: Gonzalo Delgado. Sonido: Jésica Suárez. Distribuidora: Cinetren. Duración: 106 minutos. Apta para mayores de 13 años. Salas: 43 (incluidos Espacios INCAA).
Hay pocos directores (y muy pocas directoras) capaces de construir un estilo, de conseguir un tono tan personal que permite identificarlos con solo ver un plano de una de sus películas. Eso es lo que ocurre con el espíritu tragicómico y querible de Ana Katz. Sus historias pueden transcurrir en lugares, tiempos y circunstancias muy disímiles, pero hay algo (una mirada del mundo, una sensibilidad particular) que unifica a las atribuladas criaturas de su filmografía. Sus personajes están siempre al borte del patetismo, pero la realizadora y guionista combate la mirada cínica y despiadada con una dosis de ternura y comprensión que termina por entenderlos y, de las formas más insospechadas, por redimirlos.

En el caso de Sueño Florianópolis no solo describe las desventuras de una típica familia de esas que inundaron las playas de Brasil en tiempos de cambio favorable (1992 en ese caso), sino que de alguna manera genera una retrato (y cuestiona ciertas miserias) de la clase media argentina en su conjunto. De lo particular a lo general, el film genera desde su arranque cierta identificación (y rechazo) al vernos reflejados en ciertas actitudes poco nobles como la de arrasar con el desayuno o robarse algunos elementos de un hotel.
La película está asociada al recuerdo del primer gran desembarco masivo de argentinos de vacaciones en Brasil durante los años 90 y a favor de las ventajas cambiarias de entonces. Un matrimonio de psicólogos ( Mercedes Morán y Gustavo Garzón ) que ya tiene pensado separarse, decide no obstante hacer este último viaje junto a sus dos hijos adolescentes (Joaquín Garzón y Manuela Martínez). Una serie de equívocos, confusiones, azares y atracciones peligrosas pondrá en juego a sus protagonistas y se abrirá a varias situaciones tragicómicas.
Con los valiosos aportes de Gustavo Biazzi en la fotografía y un sólido elenco en el que se destacan Morán (en su cuarta película en cuatro meses tras El amor menos pensado, El Ángel y Familia sumergida), Garzón y Ricca, Katz nos transporta a un universo de playas, litros y litros de cerveza y caiprinha, camarones, karaoke y paseos acuáticos, con romances cruzados, celos y esas sensaciones contradictorias que suelen potenciarse en tiempos de vacaciones.
El film -leve y entrañable como una comedia rohmeriana- tiene un inevitable sesgo nostálgico, pero la mirada melancólica nunca está subrayada, recargada ni interfiere con el retrato íntimo, con las facetas más sensibles de la historia. Es, sí, una película de redescubrimiento, sobre el fin de una era (el adiós de un matrimonio, las últimas vacaciones con los hijos) y las inquietudes, las dudas, los temores que generan los cambios para el inicio de una nueva.
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